sábado, 21 de mayo de 2011

Manifiesto "Democracia Real Ya"




Somos personas normales y corrientes. Somos como tú: gente que se levanta por las mañanas para estudiar, para trabajar o para buscar trabajo, gente que tiene familia y amigos. Gente que trabaja duro todos los días para vivir y dar un futuro mejor a los que nos rodean.

Unos nos consideramos más progresistas, otros más conservadores. Unos creyentes, otros no. Unos tenemos ideologías bien definidas, otros nos consideramos apolíticos... Pero todos estamos preocupados e indignados por el panorama político, económico y social que vemos a nuestro alrededor. Por la corrupción de los políticos, empresarios, banqueros... Por la indefensión del ciudadano de a pie.

Esta situación nos hace daño a todos diariamente. Pero si todos nos unimos podemos cambiarla. Es hora de ponerse en movimiento, hora de construir entre todos una sociedad mejor. Por ello sostenemos firmemente lo siguiente:

- Las prioridades de toda sociedad avanzada han de ser la igualdad, el progreso, la solidaridad, el libre acceso a la cultura, la sostenibilidad ecológica y el desarrollo, el bienestar y la felicidad de las personas.

- Existen unos derechos básicos que deberían estar cubiertos en estas sociedades: derecho a la vivienda, al trabajo, a la cultura, a la salud, a la educación, a la participación política, al libre desarrollo personal, y derecho al consumo de los bienes necesarios para una vida sana y feliz.

- El actual funcionamiento de nuestro sistema económico y gubernamental no atiende a estas prioridades y es un obstáculo para el progreso de la humanidad.

- La democracia parte del pueblo (demos=pueblo; cracia=gobierno) así que el gobierno debe ser del pueblo. Sin embargo, en este país la mayor parte de la clase política ni siquiera nos escucha. Sus funciones deberían ser la de llevar nuestra voz a las instituciones, facilitando la participación política ciudadana mediante cauces directos y procurando el mayor beneficio para el grueso de la sociedad, no la de enriquecerse y medrar a nuestra costa, atendiendo tan sólo a los dictados de los grandes poderes económicos y aferrándose al poder a través de la dictadura partitocrática encabezada por las inamovibles siglas del PPSOE.

- El ansia y acumulación de poder en unos pocos genera desigualdad, crispación e injusticia, lo cual conduce a la violencia, que rechazamos. El obsoleto y antinatural modelo económico vigente bloquea la maquinaria social en una espiral que se consume a sí misma enriqueciendo a unos pocos y sumiendo en la pobreza y la escasez al resto. Hasta el colapso.

- La voluntad y fin del sistema es la acumulación de dinero, primándola por encima de la eficacia y el bienestar de la sociedad. Despilfarrando recursos, destruyendo el planeta, generando desempleo y consumidores infelices.

- Los ciudadanos formamos parte del engranaje de una máquina destinada a enriquecer a una minoría que no sabe ni de nuestras necesidades. Somos anónimos, pero sin nosotros nada de esto existiría, pues nosotros movemos el mundo.

- Si como sociedad aprendemos a no fiar nuestro futuro a una abstracta rentabilidad económica que nunca redunda en beneficio de la mayoría, podremos eliminar los abusos y carencias que todos sufrimos.

- Es necesaria una Revolución Ética. Hemos puesto el dinero por encima del Ser Humano y tenemos que ponerlo a nuestro servicio. Somos personas, no productos del mercado. No soy sólo lo que compro, por qué lo compro y a quién se lo compro.

Por todo lo anterior, estoy indignado.

Creo que puedo cambiarlo.

Creo que puedo ayudar.

Sé que unidos podemos.

Sal con nosotros. Es tu derecho.

lunes, 2 de mayo de 2011

Osama Bin Laden, ¿ha muerto?




Siempre hay que tener pruebas antes de afirmar algo. No hay más que mirar gran parte de los experimentos científicos, para comprobar que detrás de cada afirmación se llevan a cabo pruebas experimentales. Desde Arquímedes, pasando por Galileo, hasta llegar a Einstein todos, afirmaban sus teorías después de realizar muchos ensayos.

Pero esto no es exclusivo del campo científico. En todos los juicios se necesitan evidencias para acusar de culpable a alguien. Si vamos de caza, necesitamos traer con nosotros una fotografía o el cuerpo de nuestra víctima. Esto también llega al ámbito militar donde, en muchas misiones, se necesita confirmar que se ha conseguido el objetivo.

Ayer a las 22:30 hora americana, el presidente Barak Obama anunció que habían matado a Osama Bin Laden, en una misión llevada a cabo por su ejército en Pakistán. Se acababa así con la vida de la persona que más daño les había hecho. Tras 10 años y dos guerras, se puso punto y final a la caza del líder de Al- Qaeda. Muchos no nos creíamos, que fuera posible que, de la noche a la mañana, Bin Laden estuviera muerto. Entonces empezó un tsunami de información sobre la misión: duró 40 minutos y tenían como objetivo matar a Bin Laden. Después de asesinarlo, de un tiro en la cabeza, se confirmó su identidad y se tiró al mar. Pero de toda la información que nos llegó, ninguna era la esperada imagen que demostrara que Osama estuviera muerto, simplemente nos teníamos que fiar de la palabra del presidente americano, algo de lo que soy muy escéptico después de observar que muchos presidentes de EEUU, prodigaban la paz por un lado y por otro bombardeaban inocentes, ya fuera en Yugoslavia o Irak.

Sobre todo, lo que más me extrañó, es que se tirara su cadáver al mar, antes de confirmar que era el líder de Al-Qaeda, pues no se obtendrán los resultados de las pruebas de ADN hasta dentro de varios días. Los americanos se justifican diciendo que ningún país querría el cadáver de Bin Laden para darle sepultura, como establece el Islam.

A la hora de analizar la misión tanto por su objetivo primario como por su desenlace, se justifica por un simple sentimiento: el odio. Pues la misión, no era capturar a Bin Laden, sino matarlo, así lo confirmó un miembro del gobierno americano. A parte de los problemas que podría haber, para juzgarlo, no hay americano que no quisiera a Bin Laden muerto. El atentado de las Torres Gemelas, dejó muy tocado al país norteamericano, además de la elevada cantidad de víctimas. Por otro lado, también dinamitó la popularidad del presidente Bush, que después se inmoló tras dos guerras, sobre todo la de Irak y las famosas armas de destrucción masiva que nunca aparecieron. El pueblo americano pedía venganza y a cualquier precio. Poco les importaban las bajas civiles o propias. Todo valía con tal de matar al culpable de tanto dolor. Y ayer, tras 10 años, logró la tan esperada venganza. Tras matar a Bin Laden, EEUU recuperó el honor que había perdido tras el ataque al World Trade Center.

Tal era el desprecio que sentían por Bin Laden, que no merecía ser enterrado como marcaba su religión, sino que era mejor tirarlo al mar, donde pronto se olvidarían de él. Aunque también, si no era el verdadero Osama Bin Laden, nadie podría demostrar lo contrario.