lunes, 9 de agosto de 2010

Renovarse o morir




A principios del siglo XX surgió una nueva forma de entretenimiento que logró ganar muchos adeptos, a pesar de la oposición de una aristocracia que lo veía como una indecencia. El cine, que empezó como mero espectáculo de entretenimiento de las clases deprimidas fue haciéndose más importante y ganándose el respeto de aquellos que lo criticaban y que no veían ningún futuro en él.

De repente, en 1939, una compañía industrial crea una caja en la cual se ven imágenes en movimiento, algo que impresiona de inmediato al público. Había nacido la televisión. Poco a poco, muchas familias fueron adquiriendo sus televisores, siendo la nueva forma de gastar su tiempo de ocio. Debido a esto, el cine fue perdiendo espectadores.

Se crearon campañas de desprestigio de la televisión: se veían televisiones ardiendo en las películas, se hacía firmar a los actores cláusulas para no actuar en televisión… Pero la “tele” seguía ganando la batalla, que además era apoyada por el gobierno, el cual fomentaba la adquisición de televisores.

Cuando todo parecía que estaba perdido, los cineastas llegaron a la conclusión, que la única manera de ganar la batalla, era evolucionar. Entonces se empezaron a crear nuevos formatos que impresionaran al público y los cuales harían de la experiencia de ir al cine algo único, con lo cual la televisión no pudiera competir. Surgió el Cinemascope, Cinerama, rodajes con lentes anamórficas… Hasta se probó un primitivo cine en 3D, pero que fue relegado al cine de serie b al no tener éxito. Con estos cambios, el cine pudo plantarle cara a la televisión.

Hoy en día, en pleno siglo XXI, el cine debe pelear con un nuevo enemigo: Internet. Actualmente, se estrena una película y a las pocas horas ya está disponible en la red para ser descargada. Podemos ver películas actuales en casa y totalmente gratis, algo que no ocurre cuando vamos al cine. Los productores están viendo como, poco a poco están perdiendo otra vez una batalla a pesar de que están poniendo límites a este cine de Internet: leyes que lo eliminen, cierre de páginas, controles en las salas para evitar la grabación de las películas… Pero, como había pasado antes, no les queda otra que evolucionar. Y por ello se ha recurrido al 3D, como forma de salvación.

El cine en 3D, es muy diferente a aquel primitivo de los años 60, donde los espectadores debían ver las películas con gafas de cartón. Hoy en día se ha cambiado por el sistema RealD 3D y las gafas, con modelos semejantes a los de gafas de sol, además de regalarse después de cada sesión, son reutilizables para otras sesiones. Por ello, las superproducciones de hoy en día, sacan una versión en 3D, que les reporta mayores beneficios. Eso sí, aunque es más caro ir a una sesión en 3D, dejan un buen sabor de boca a sus espectadores.

Entonces, el cine ha vuelto a plantarle cara a un nuevo enemigo. Pero la televisión ha aprendido la lección y están sacando nuevos televisores que contarán con la función de 3D. Entonces, ¿con qué nos sorprenderá el cine esta vez?

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